¿Alguna vez has escuchado la palabra «kobido»?

Tal vez no, tal vez si, pero no más para ponernos en el mismo canal, Kobido significa «Antiguo camino de belleza». Ahora seguramente te estés preguntando, ¿por qué chinches me esta diciendo este cuatito acerca del Kobido?, y la verdad sea dicha, es porque se trata de un masaje facial japonés que tiene sus raíces en la medicina tradicional china, que tiene sus orígenes desde los tiempos del emperador Haung Ti (2697-2597 a.e), el emperador amarillo, incluso tal vez antes, y si así como lo lees, tiene un titipuchal de años esta medicina.

Este masaje es una combinación de conceptos de la medicina tradicional japonesa y de técnicas de masaje que han sido desarrolladas y modificados a partir el Anma (masaje tradicional japonés), del cual hablaremos a profundidad en otra ocasión.

Pero mientras déjame contarte que el Anma (anmo en chino), significa empujar y frota, tiene por objetivo mantener y restablecer la salud y esto lo logra a través de preservar el equilibrio constante de la energía (ki), por todo el cuerpo a través de los meridianos, que son como unos ríos que corren por dentro de nuestro cuerpo y transportan este mentado ki; es este equilibrio el que evitará la aparición de la enfermedad y el restablecimiento de nuestro cuerpo al potenciar el sistema inmunológico.

Ya después del choro que nos acabamos de chutar viene la parte más interesante de todo, esta parte es la que se refiere al Kobido.

EL Kobido es un masaje facial, que no es por hacerle al chisme pero estuvo reservado exclusivamente para los influyentes de Japón, o sea, la familia imperial y miembros de la realeza japonesa, por su sofisticación, delicadeza y un asombroso efecto rejuvenecedor y reafirmante; si has tenido curiosidad suficiente y has conocido o al menos visto a una japonecilla, pareciera que tienen una edad indeterminada entre los 18 y los 99 años de edad, bueno las y los que se cuidan la piel con este masajillo.

Esto te parecerá increíble pero también previene y reduce el proceso de envejecimiento, mejora la oxigenación y nutrición de las células de la piel, libera la energía y la tensión bloqueada en músculos faciales y del cuello, mejora el flujo linfático, tonifica los músculos, estimula la producción de colágeno y elastina y equilibra el flujo de la energía.

Espera, espera, no comas ansias, ya te digo en que consiste este regalo de los dioses a la humanidad.

El kobido combina técnicas del masaje facial, del drenaje linfático, la digitopresión y el shiatsu; todas enfocadas desde la medicina tradicional oriental, y ¿Sabes qué es lo mejor?, que tienes resultados visibles desde la primera sesión.

Después de este masajito vamos a tener una piel brillante, luminosa, fresca y más firme y además nuestro rostro estará más sereno y radiante. Si nos realizamos un tratamiento de Kobido de manera regular con el tiempo atenuaremos las arrugas y la flacidez, mejoraremos la textura general de la piel, además de mitigar el acné, disminuir las manchas e incluso erradicaremos las migrañas. Y no más como plus estimularemos nuestros nervios faciales alcanzando las células de nuestra piel, beneficiando y aumentando la circulación sanguínea, distribuyendo nutrientes y eliminando toxinas o impureza.

¿Tu qué dices, te animarías a recibir un masajito de estos?¿o quisieras aprender a darlo?