El Valor del Trabajo: Dar y Prestar sin Intereses!
Imaginen esto: D-os, en su infinita sabiduría, enseña a Moisés las leyes sagradas sobre el dar caridad y la prohibición de cobrar intereses en los préstamos.
En Levítico 25:36, D-os instruye al pueblo israelita: «No deben cobrarle intereses».
Parece una instrucción simple, pero hay un trasfondo poderoso y una lección profunda detrás de ella.
Existe una diferencia sutil pero crucial entre ser un inversor que gana dinero a través de sus inversiones y ser un prestamista que se beneficia al dar dinero en préstamo.
Cuando invertimos en un negocio, el dinero que ponemos está en nuestro control, y el dinero está «trabajando» para nosotros. Por lo tanto, nos ganamos las ganancias que ese negocio genera.
Sin embargo, cuando prestamos dinero, transferimos la propiedad del capital al prestatario; el dinero ahora le pertenece, aunque esté obligado a devolverlo más adelante.
Cobrar intereses en un préstamo implica beneficiarse del trabajo de otro sin haber participado en ese esfuerzo. El prestamista cobra intereses solo porque el dinero le perteneció en algún momento.
Cobrar intereses en un préstamo va en contra de la forma en que D-os desea que funcionemos en este mundo.
D-os nos invita a crecer y refinar nuestras almas a través del trabajo y el esfuerzo, tanto en el ámbito espiritual como en el material.
Como bien dicen los sabios: «Si alguien te dice: ‘Me he esforzado sin resultados’, no le creas. Si dice: ‘No me he esforzado, pero he visto resultados’, tampoco le creas. Si dice: ‘Me he esforzado y he visto resultados’, entonces créelo».
La enseñanza aquí es clara: D-os valora el esfuerzo y el trabajo honesto. Nos alienta a buscar nuestros logros con dedicación y perseverancia, tanto en el ámbito material como en el espiritual.
La caridad y la generosidad desinteresada se convierten en actos nobles que elevan nuestras almas y nos conectan con lo divino.
Al dar sin esperar nada a cambio, demostramos compasión, empatía y amor por nuestros semejantes.
La Kabbalah nos enseña que el valor del trabajo es una joya preciosa que nos permite crecer, prosperar y conectarnos con lo divino. Al dar sin intereses y trabajar con pasión, nos acercamos a la perfección espiritual y construimos un mundo más armonioso y justo.
