¿Alguna vez has enfrentado una situación difícil? Seguro que si. Todos hemos tenido problemas, complicaciones o dificultades y hemos tenido que enfrentarlos, superarlos.
Pero, ¿qué pasa cuando estás dificultades o problemas parecen rodearnos y hacerse cada vez más grandes hasta que al final estamos como en medio de un laberinto del que no sabemos cómo salir?
Es muy común que nos parezca que es imposible salir, que experimentemos una sensación de agobio, angustia y desesperación.
Pero cuando te encuentres en ese punto, recuerda que los problemas, cómo el laberinto, tienen una entrada y una salida y que podemos salir de ellos si encontramos la estrategia adecuada.
Y seguramente te preguntarás ¿y cuál es la estrategia adecuada? Eso depende de cada uno, del tipo de laberinto en el que nos encontramos. A veces, es una buena idea regresar sobre nuestros pasos hasta el inicio porque así podremos ver lo que está mal y corregirlo para poder tomar el camino correcto.
Otras veces el laberinto nos exige explorar varios caminos y por más desesperante o frustrante que esto parezca, es una buena forma de aprender, de tener nuevas experiencias y al final lograr salir del problema.
Y algunas otras ocasiones, la estrategia puede ser subir a un lugar alto y desde ahí ver todo el laberinto, eso nos permitirá encontrar el camino correcto. Y en un problema, tal vez nos funcione alejarnos un poco, para ver las cosas con una perspectiva distinta.
No hay una estrategia correcta y una incorrecta, todas al final funcionan, lo único que debemos tomar en cuenta, es que en los problemas, cómo en los laberintos, tenemos que salir por cuenta propia, porque fue por cuenta propia que nos metimos ahí.
Eso no significa que no podamos pedir ayuda, por supuesto que la gente que nos rodea puede ayudarnos, pero nadie puede pelear nuestras batallas. Eso nos corresponde únicamente a nosotros.
Así que sea cual sea tu problema, piensa en el cómo un laberinto y encuentra la mejor estrategia para vencerlo. Eso te llevará a la salida sin lugar a dudas!