MALJUT DE TIFÉRET
La Materia en el Equilibrio
Para poder ayudar al otro debemos reconocer su independencia de ideas. En Maljut nos encontramos en el campo de la realidad y en el ejercicio del libre albedrío. El otro es libre como nosotros y no está sujeto a nuestro arbitrio. Aunque nosotros lo ayudemos, el otro sigue siendo libre.

No es posible dominar al otro a través de nuestra acción solidaria. La energía de la materia en el equilibrio es fundamental para recordar que, a través de la ayuda, no dominamos, sino que liberamos al otro de su necesidad. El otro no puede pasar de un estado de necesidad a un estado de subordinación a la persona que le ayudó. Ambos tenemos dignidad, tanto el que da como el que recibe. No podemos someter al otro por el hecho de realizar un acto bueno.
Para ayudar al otro en su dignidad material es preferible dar trabajo que dar dinero. El necesitado no solamente necesita del dinero, sino también del ejercicio de su libre albedrío. El otro debe estructurar su personalidad y no debe de estar sujeto a los dictámenes de mi ayuda.
Por ese motivo, en el judaísmo no existe el concepto de caridad, sino la Tzedaká (justicia). Debo ser justo, pues el necesitado es un ser humano que debe construir dignamente su identidad. Debo ayudar al otro a construirse a sí mismo.