HOD DE GUEVURÁ

La Humildad de la Fuerza

Somos fuertes en la medida que no imponemos nuestra fuerza. Somos fuertes cuando, en realidad, somos humildes y conocemos nuestros límites. La fuerza o severidad de Guevurá debe ser compensada con la humildad. Tenemos que organizarnos y tener disciplina en nuestra organización, pero debemos reconocer que nunca (jamás) somos ni seremos un Dios que puede juzgar las acciones de los demás. Debemos ser humildes y aceptar que somos seres humanos finitos.

La fuerza de la Guevurá es buena en la medida que nos da la energía necesaria para continuar viviendo, para crear, luchar y amar. Sin embargo, esa misma fuerza nos puede hacer creer que somos seres con fuerza propia. El creyente siempre debe ser humilde, porque reconoce que su energía es derivada de la divinidad. El orgullo lleva a la idolatría. La ilusión de la fortaleza y la disciplina se basa en hacernos creer que nosotros podemos por sí solos. En este día, debemos pensar si somos realmente humildes o actuamos con arrogancia.

No puedo hacer las cosas completamente solo, necesito de los otros para continuar avanzando, pero no de los otros negativos, sino de los otros en actitud positiva. No siempre nos vinculamos con las personas adecuadas. Si es así, es que no llegó el momento adecuado para el proyecto que queremos impulsar.

La humildad es la capacidad de conocer que somos finitos y de reconocer nuestros límites. Mi fuerza y mi disciplina no son autónomas, sino que dependen de fuerzas más allá de mi control. Mi fuerza no debe ser desplegada sin control, no depende todo de mi fuerza y, aunque debo tener la fuerza suficiente para ser emprendedor en mi vida, no debo creer que exclusivamente con esa fuerza triunfaré para alcanzar la felicidad.