JÉSED DE GUEVURÁ
El Amor de la Restricción
Cuando tenemos disciplina en nuestra vida es porque amamos la vida. La restricción que nos conduce a la severidad extrema o a la ira, es por negativa. Por esa razón, cuando establecemos límites en nuestras relaciones, lo hacemos por amor. Cuando le decimos a un hijo que no debe conducir un automóvil sin límites, sino que debe respetar los límites de velocidad, no lo limitamos por maldad, sino por amor.
La restricción por amor ofrece cuidado y por ese motivo lo restringe. No restringe porque le gusta restringir, restringe porque es la mejor forma de manifestar el amor. Se prohíbe lo negativo para que el amado no sufra. El padre prohíbe al hijo por amor. Cuando limitamos, lo debemos hacer por amor.

No debo dejar que las cosas sucedan sin restricciones. Sí tengo amor es que tengo un interés en que mi amado no se haga daño. Guevurá es el que es el deseo de ser disciplinado para lograr objetivos. Yo quiero que mi hijo sea moderadamente estructurado para alcanzar un plan de vida. Le ayudó para que tenga conciencia de obtener cierta organización. En ocasiones debo restringir la libertad por amor, pero esto no implica anular la libertad. Cada ser humano tiene (como hemos visto) libre albedrío, contenido en la Torá, pero, por amor, a veces se debe castigar. Un padre corrige a su hijo por amor. Dios corrige a Israel por amor. No es un Dios de temor, es siempre un Dios de amor y un Dios de Justicia. No hay justicia donde existe anarquía, existe justicia cuando existen límites. Por amor, Dios nos entregó la organización de la vida a través de la Torá.