Existe cierta espiritualidad del no esfuerzo, ciertos grupos llamados espirituales que le dicen al sujeto que tiene que fluir, que tiene que soltar. En realidad, se le justifica racionalmente una posición de debilidad frente al mundo y frente a sí mismo. Todo crecimiento espiritual tiene su contrapartida al esfuerzo, lo que se hace sin esfuerzo conlleva al pan de la vergüenza, concepto único de la Kabbalah hebrea que explica que lo que no hemos ganado, no lo merecemos; la espiritualidad nunca se debe asociar con el abandono de nuestra tarea en este mundo material. La Kabbalah no es una espiritualidad de fuga.