«La tecnología nos ha dado, como sociedad, una experiencia que a pequeña escala podría simular un poco lo complejo de la creación. Ahora podemos comprender la extensión fenomenal y la capacidad de los algoritmos que influyen en cada aspecto conocido de nuestras vidas. Idealizamos a aquellos que crearon dichos algoritmos: hablamos de ellos, buscamos aprender más sobre ellos, queremos saber cuál será su siguiente jugada, nos gusta enterarnos de lo que piensan y de lo que hacen. ¡Los convertimos en celebridades!
¿Te imaginas si empezáramos a buscar a Dios y a su tecnología espiritual con la misma pasión?»
Extracto de: La tecnología de Rosh Hashaná, el regalo de la vida de Karen Berg