Un cuchillo mantiene su filo
Sólo con afilado y corte adecuado.
La virtud de un guerrero es estar preparado.
La virtud de un sabio es la consciencia.
Esta vida es tan competitiva y desafiante que uno debe permanecer en constante preparación para los problemas y conflictos que llegan cada día. Es por eso que la persona espiritual une el camino del guerrero y del sabio. Quiere el coraje y la preparación del luchador, y la luminosa percepción del sabio. Cada día, se dedica a mantener su carácter y a perpetuar su desarrollo. Pero ¿cómo mantenemos el filo sin desafilarnos? Hay una fábula sobre un rey que estaba observando a su carnicero. Le asombraba que el hombre pudiese desmembrar un buey entero sin demasiado esfuerzo y sin desafilar su cuchillo. Buscando aprender, el rey interrogó a su sirviente, quien le dijo que su secreto era introducir su cuchillo sólo en los espacios entre los músculos, separando así el cuerpo a lo largo de sus líneas naturales. De esta forma, mientras que un carnicero ordinario tiene que afilar su hoja diariamente, él sólo tenía que aguzar su cuchillo una vez al año. De esto podemos aprender que debemos primero afilarnos a nosotros mismos hasta lograr estar afilados, pero el uso adecuado de nuestros talentos es igualmente esencial. Debemos recordar actuar a lo largo de las líneas y vetas básicas del día. Si hacemos eso, nada se nos opondrá por mucho tiempo.