El éxito espiritual se gana mediante el diario cultivo.
Si practicaste lo del día, has ganado.
Si fuiste perezoso con lo del día, has perdido.
El auto cultivo es el corazón del logro espiritual. Ganar entendimiento y habilidad no es cuestión de grandes declaraciones, iniciaciones dramáticas, o esporádicos momentos de iluminación. Esas cosas son sólo las que se destacan en una vida de constante actividad. Cualquiera sea el sistema espiritual que practiques, hazlo todos los días. Si es la oración, entonces reza todos los días. Si es el ejercicio, entonces ejercita todos los días. Sólo entonces podrás decir que estás verdaderamente practicando la espiritualidad. Esta aproximación metódica es tranquilizadora de muchas maneras. Primero, te provee de un proceso y de un medio para mantener el progreso incluso si ese día en particular no es muy inspirador o significativo. El sólo practicar ya es bueno. Segundo, te da una cierta fe. Si practicas todos los días, es inevitable que ganes por eso. Tercero, la práctica constante te da una cierta satisfacción. ¿Cómo puedes decirte a ti mismo que has entrado verdaderamente en un camino espiritual, a menos que puedas mirar hacia atrás sobre años de práctica diaria y reconfortarte en el momentum que te ha dado?