Cuando jóvenes, las cosas son blandas.
Cuando viejas, las cosas son quebradizas.
El estiramiento -tanto literal como metaforicamente- es una parte necesaria de la vida. Físicamente, un buen programa de estiramiento enfatiza todas las partes del cuerpo. Sueltas primero las articulaciones y los tendones, así los movimientos subsecuentes no te lastimarán. Entonces metódicamente estiras el cuerpo, comenzando por los grupos de grandes músculos como las piernas y la espalda, y luego procedes a las partes más pequeñas y finas como los dedos. Coordina el estiramiento con la respiración; usa estiramientos largos y suaves en vez de los de rebote. Cuando te estires en una dirección, siempre asegúrate de estirar también en la dirección opuesta. Si sigues este procedimiento, indudablemente aumentará tu flexibilidad. El estiramiento metafórico lleva a la expansión y flexibilidad en el crecimiento personal. Una planta joven es tierna y maleable. Una más vieja es rígida, leñosa, y vulnerable a quebrarse. Por lo tanto la blandura se equipara con la vida, la dureza con la muerte. Mientras más flexible seas, mayor será tu salud física y mental.