Espectro

La luz pura es todos los colores. Por lo tanto, no tiene tonalidad. Sólo cuando lo individual es aislado Aparece el color. Cuando vemos un raudal de pura luz del sol bajando hacia nosotros, es un puro resplandor tan brillante que no podemos discernir ni los detalles ni las tonalidades de su origen. Pero cuando la luz alcanza las delicadas alas de una libélula, o cuando brilla a través de la lluvia brumosa, o incluso cuando brilla en la superficie de nuestra piel, es polarizada en millones de diminutos arcoíris. El mundo estalla en color porque la miríada de superficies y texturas fracturan la luz en innumerables dimensiones sobrepuestas. Lo mismo es cierto respecto del Tao. En su estado puro, lo encarna todo. Por consiguiente, no muestra nada. Tal como la luz pura tiene todos los colores pero no muestra ningún color, así también toda la existencia está inicialmente latente y sin diferenciación en la espiritualidad . Sólo cuando la paz entra en nuestro mundo estalla en una miríada de cosas. Decimos que todas las cosas le deben su existencia a la Luz. Pero en realidad, esas cosas son sólo reflejos de esta Luz. La luz coloreada, cuando se mezcla, se vuelve otra vez luz pura, brillante. Es por eso que quienes siguen el Tao constantemente hablan de retornar. Unifican todas las áreas de sus vidas y unifican todas las distinciones en un todo. No puede haber diversidad en la unidad. Cuando nuestra consciencia se reúne con la verdadera espiritualidad, hay sólo luminosidad, y todos los colores desaparecen.

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