Existe un remedio maravilloso e invaluable para quienes se consagran a la sabiduría de la Kabbalah, esas personas despiertan en su interior las Luces que rodean sus almas. Esas luces son la iluminación. Y esa iluminación que se recibe una y otra vez al consagrarse a ella atrae sobre uno la gracia desde Arriba, impartiendo abundancia de santidad y pureza, que lo acerca a uno a la perfección. (De la introducción al Estudio de las Diez Sefirot, por el rabino Yehuda Ashlag.)